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Al parecer el factor desencadenante de una psicosis esquizofrénica es el estrés, un acontecimiento vital percibido como traumático por la mayoría de las personas del mismo entorno social o cultural, o un estrés subjetivo que sólo es percibido como tal por la persona, como miedo a perder un trabajo. Así, existe un modelo descriptivo que recibe el nombre de "modelo de vulnerabilidad al estrés"


Modelo de vulnerabilidad de la ezquizofrenia frente al estrés


Este modelo conceptual relaciona la predisposición de la persona a sufrir una esquizofrenia, con el estrés al que esta se ve sometida en su vida. De este modo existirían personas con una baja vulnerabilidad al estrés que nunca desarrollarían la enfermedad, independientemente del estrés al que se vieran sometidas, y otras personas con una alta vulnerabilidad al estrés que desarrollarían la enfermedad incluso a niveles bajos de estrés. Este modelo tiene una gran plausibilidad porque se reconoce una doble "variabilidad" intrínseca a cualquier característica biológica como la estatura, el peso etc., que sería la vulnerabilidad por un lado y por otro lado el nivel de estrés al que cada persona se vería sometida en su vida. Según este modelo por tanto cada persona tendría una diferente "predisposición" a padecer la enfermedad, aunque finalmente sería el ambiente quien determinará el que la esquizofrenia aparezca o no. Sin embargo decimos que este modelo es descriptivo porque no nos dice nada acerca de la naturaleza de esa predisposición a padecer la enfermedad. Y aquí es donde está la polémica. Según unos autores esa predisposición sería aprendida, es decir, existirían factores psicológicos en la persona que la harían propensa a desarrollar una mala adaptación al estrés y por tanto a desarrollar la enfermedad, y según otros autores esa predisposición sería biológica (debida a lesiones cerebrales producidas por agentes externos o directamente por los genes en la visión más determinista). Lo que actualmente parece aceptado es que la esquizofrenia como tal no se hereda de padres a hijos, como se llegó a pensar en otros tiempos, sino que tiene que haber factores desencadenantes de naturaleza ambiental (estrés).

 

El hecho de que la respuesta al estrés en la esquizofrenia sea patológica, es decir existan determinadas alteraciones en la transmisión de impulsos nerviosos entre las neuronas (ver Biología de la psicosis, teoría dopaminérgica) no quiere decir que la causa de la enfermedad sea genética. Es decir hay que distinguir entre causas próximas y últimas. En este caso la alteración bioquímica sería la causa próxima, pero la causa última desconocemos su naturaleza. Por ejemplo si nos atracan por la calle, con la intención de robarnos, nuestro corazón se acelera, sabemos que esto se debe a la producción de adrenalina. La causa próxima por tanto de que se nos acelere el pulso sería la adrenalina, pero la causa última sería el hecho de que nos están atracando y esto no es biológico sino social. Es decir el hecho de que frente a un cierto nivel de estrés las personas que padecen esquizofrenia reaccionen con un exceso de actividad dopaminérgica, no quiere decir que la causa de la esquizofrenia sea este hecho biológico (comprobado por la respuesta a los fármacos neurolépticos). El incremento en la actividad dopaminérgica podría ser la causa próxima pero ¿cual es la causa última?, son los genes que predisponen a que se alteren las vias neuronales relacionadas con este neurotransmisor, o son factores psicológicos aprendidos a lo largo del desarrollo los que determinan esa respuesta patológica. En este último caso habría una posibilidad terapéutica basada en la modificación de la conducta, de manera que el enfermo aprendiera a afrontar el estrés de un modo que no le alterara fisiologicamente, así como la protección del enfermo reduciendo el estrés ambiental al que se ve sometido en su vida cotidiana.

La naturaleza de la predisposición posiblemente sea una combinación de ambos factores, genes y aprendizaje (ambiente). Es decir debe superarse la clásica polémica en la esquizofrenia entre los partidarios de un determinismo biológico y los partidarios de un determinismo cultural (movimiento antipsiquiátrico) que culpabilizan a las familias de los enfermos. Debe reconocerse que cada persona tiene una predisposición a la enfermedad que es debida a una particular y única interacción entre sus genes y el conjunto de condicionantes sociales y psicológicos que han moldeado su sistema nervioso a lo largo del desarrollo. De esta aceptación de una causa compleja debe deducirse la necesidad de un tratamiento integrado para la esquizofrenia que incluya la psicoterapia y la medicación antipsicótica. Es decir detrás de la esquizofrenia no están unos genes "defectuosos", que harían inutil cualquier intento de modificación de conductas, o lo que es más importante de ambientes, ni tampoco unos patrones psicológicos aprendidos que culpabilizarían al enfermo de "inventarse" una enfermedad frente a un ambiente familiar intolerable (antipsiquiatría). La esquizofrenia tiene componentes genéticos, en cuanto a la predisposición como cualquier otra enfermedad, pero esto no dice nada acerca de la respuesta de las personas al estrés en una sociedad distinta.

Dr. Jorge González-Casanovas. PhD