La característica definitoria de un trastorno bipolar II es un curso clínico caracterizado por la presencia de uno o más episodios depresivos mayores (criterio A), acompañados por, al menos, un episodio hipomaníaco (criterio B). Dichos episodios hipomaníacos no deben confundirse con los días de estado de ánimo eutímico que pueden seguir al episodio depresivo mayor. Cuando se presenta un episodio mixto o maníaco, el diagnóstico a realizar ya no es el de trastorno bipolar II (criterio C).
Como en todos los episodios del estado de ánimo, no deben confundirse los síntomas con los producidos por el consumo de sustancias y o por los debidos a una enfermedad médica, ya que no se consideran válidos para diagnosticar un trastorno bipolar II.
Los síntomas tampoco deben poder explicarse mejor por la presencia de un episodio esquizoafectivo, y no han de estar superpuestos al curso de una esquizofrenia, un trastorno delirante, un trastorno esquizofreniforme, o un trastorno psicótico no especificado (criterio D).
Los síntomas acaecidos deben provocar un malestar clínicamente significativo o bien provocar un deterioro social, laboral o bien, de otras áreas importantes en la vida del sujeto (criterio E).
Normalmente, los sujetos con trastorno bipolar II, puede que no consideren patológico los episodios hipomaníacos, si bien, los de su alrededor ven su comportamiento muy cambiante; en este caso las informaciones de terceras personas allegadas al sujeto es de importancia en el diagnóstico.
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