El diagnóstico de la demencia se basa fundamentalmente en la evaluación clínica y ésta requiere, como condición excluyente, de una exhaustiva evaluación de la función cognitiva. La evaluación neuropsicológica puede subdividirse en dos niveles de complejidad:
Un primer nivel consistente en la administración de escalas breves, estandarizadas y sencillas como el Mini-Mental State Examination (Folstein et al., 1975) y las Escalas de Información-Memoria-Concentración y de Demencia de Blessed (Blessed et al. 1968) que permitan alcanzar el diagnóstico de demencia; y un segundo nivel de mayor complejidad en el que neuropsicólogos entrenados administran baterías más complejas con el fin de acotar el estadio evolutivo y severidad del deterioro, al tiempo que se establecen los dominios de la función cognitiva que se hallan afectados para facilitar el diagnóstico diferencial y para orientar el plan terapéutico.
El Subcomité de Evaluación de Tecnología y Terapéutica de la Academia Americana de Neurología (1996) sostiene que la evaluación neuropsicológica es de ayuda en el diagnóstico y seguimiento de pacientes con enfermedad de Alzheimer (EA) y otros tipos de demencias, siendo particularmente valiosa para discriminar entre envejecimiento normal y demencias leves.
El examen de un paciente que consulta por trastornos de memoria debe comprender el estudio de las funciones cognitivas, en concreto memoria, atención, percepción, lenguaje, praxias y gnosias, a fin de poder establecer si estos trastornos se clasifican como olvidos, amnesia, deterioro cognitivo o demencia.
Los cuestionarios o escalas han sido diseñados para cuantificar determinadas funciones cognitivas, es decir, no establecen un diagnóstico, sino que cuantifican la severidad de la alteración de determinadas áreas intelectuales. El diagnóstico siempre ha de realizarse en base a la historia clínica y de acuerdo con los criterios del DSM-IV establecidos al respecto; los cuestionarios representan sólo una ayuda en el proceso de valoración. Así mismo, son útiles para la monitorización de la evolución del paciente así como para programas de despistaje de deterioro cognitivo, tanto en el medio hospitalario como comunitario.
La evaluación breve puede ser realizada por cualquier profesional de la salud mínimamente entrenado y con conocimientos de cómo se realizan las distintas preguntas, qué miden y cómo se puntúan. Por lo general el tiempo de realización de estas pruebas no suele ser superior a los 10-15 minutos. Mediante estas pruebas o test breves de screening, únicamente podemos determinar la existencia o ausencia de déficit cognitivo en el paciente, no podremos, por tanto, hacer una interpretación pormenorizada de las funciones alteradas o del grado de disfunción ya que esto requiere una evaluación más extensa y especializada. Dichos tests breves son así mismo útiles para realizar el seguimiento del posible deterioro cognitivo del paciente (evaluación cada 6-12 meses, según evolución), a fin de determinar la progresión o no de los déficits.
Dentro de los tests básicos que debe utilizar el médico general se encuentran los siguientes:
Examen del Estado Mental Mínimo de Folstein (MMSE) (Folstein et al., 1975)
Es el test cognitivo abreviado de mayor validez y difusión internacional. Su puntaje máximo es de 30 y, originariamente, el valor límite o de corte fue de 24; sin embargo, los resultados deben ser interpretados de acuerdo a diferentes criterios tales como la edad, el nivel educacional y otras variables personales. Se recomienda utilizar el valor límite de 26, valor utilizado en la mayoría de los estudios internacionales. Un resultado por debajo del valor límite sugiere deterioro cognitivo, pero un resultado considerado “normal” no lo descarta. En nuestro medio existen múltiples versiones, mucha de las cuales son simples traducciones del inglés.
El MMSE evalúa las siguientes áreas:
- Orientación
- Memoria
- Atención
- Capacidad para seguir ordenes orales y escritas
- Escritura espontánea
- Habilidades visuoconstructivas
La principal aportación de esta prueba consistió en proporcionar un instrumento para detección de deterioro cognitivo y que se pudiese administrar en poco tiempo. Según sus autores, esto era especialmente importante en determinadas alteraciones como demencia, en las que el paciente rápidamente se cansaba, y por tanto dejaba de mostrarse colaborador.
Mini-Examen Cognoscitivo (MEC) (Lobo et al., 1979)
Lobo y colaboradores (Lobo et al., 1979) adaptan el MMSE esta prueba a muestra española, pero introduciendo cambios en algunos ítems que afectaban a la puntuación total, de modo que en lugar de obtenerse una puntuación total de 30 puntos, como sucedía con la versión original, en este caso se obtenían un máximo de 35 puntos. A esta versión los autores la llamaron Mini-Examen Cognoscitivo (MEC), extendiéndose su uso rápidamente, y conviviendo con otra adaptación, en este caso sí totalmente fiel, del MMSE. El punto de corte establecido para detección de demencia en población española se sitúa en 23 o menos.
CAMCOG (Roth et al, 1988)
Prueba incluida en la entrevista diagnóstica de demencias CAMDEX validada en español (Vilalta et al, 1991). Se utiliza para evaluar el funcionamiento cognitivo de ancianos que pueden padecer demencia, especialmente criterios A y B de DSM-IV y abarca las siguientes áreas:
- Orientación
- Lenguaje
- Memoria
- Atención/ Concentración
- Praxis
- Cálculo
- Pensamiento abstracto
- Percepción visual
La administración de esta prueba da como resultado una puntuación total obtenida a través de la suma directa de las puntuaciones que proporcionan los aciertos en la prueba, con un mínimo de 0 y un máximo de 130. El punto de corte para diagnosticar demencia en población española se ha establecido en 69/70. Este instrumento es uno de los más utilizados en la práctica clínica.
Short-Portable Mental State Questionnarie (SPMSQ) (Pfeiffer, 1975)
Es una prueba muy breve, que consta de 10 ítems que evalúan las siguientes funciones: orientación, memoria de evocación, concentración y cálculo. A pesar de su brevedad, presenta una aceptable capacidad discriminativa. El sistema de puntuación se resume en la asignación de 1 punto al ítem incorrecto. Entre 0 y 2 errores se considera normal, entre 3 y 4 errores, deterioro leve, entre 5 y 7 errores, deterioro moderado, y más de 8 errores, deterioro grave.
Cuestionario de PFEIFFER (SPMSQ) | Puntuación |
¿Qué día es hoy? (Día, mes, año) |
1 |
¿Qué día de la semana es hoy? |
1 |
¿Cuál es el nombre de este lugar? |
1 |
¿Cuál es su número de teléfono? O, ¿cuál es su dirección? (Si no tiene teléfono) |
1 |
¿Qué edad tiene? | 1 |
¿Cuándo nació? | 1 |
¿Quién es el presidente del gobierno? |
1 |
¿Quién fue el presidente anterior? |
1 |
¿Cuál es el nombre de soltera de su madre? |
1 |
Restar de 3 en 3 a partir de 20 hasta el final |
1 |
0-2 errores: normal 3-4 errores: leve deterioro cognitivo 5-7 errores: moderado deterioro cognitivo 8-10 errores: importante deterioro cognitivo Se permite un error adicional si el nivel educativo es bajo (estudios elementales) Se permite un error menos si ha recibido estudios superiores (universitarios) |
Las escalas funcionales e instrumentales y básicas de la vida diaria nos sirven para "medir el impacto del deterioro cognitivo sobre la vida del paciente" y son imprescindibles para valorar el beneficio terapéutico. Los ingredientes que aportan son un valor añadido a los datos de la exploración clínica y neuropsicológica reglada, al hacer evidente el conjunto de conductas que definen al individuo con relación a sus preferencias, habilidades y competencias que le permiten vivir de forma autónoma e independiente y ejercer su papel social. Todas estas actividades, desde las más avanzadas hasta las más básicas se deterioran a medida que progresa la enfermedad, incidiendo de forma desigual en cada individuo y su grupo familiar, siendo valoradas con una subjetividad tan elevada por parte de los diferentes cuidadores de un mismo grupo familiar, que su manejo requiere una gran habilidad y experiencia en entrevista clínica.
La Escala de Demencia de Blessed y col. publicada en 1968 para cuantificar la capacidad de los pacientes dementes para llevar a cabo las tareas de la vida diaria, se validó llevando a cabo comparaciones entre las puntuaciones obtenidas en este test y el número de placas seniles observadas en las autopsias de los mismos sujetos, obteniéndose correlaciones altamente significativas. Las funciones evaluadas son: cambios en la ejecución de las actividades de la vida diaria, en los hábitos, en la personalidad y en la conducta. Las puntuaciones superiores a 4 indican la presencia de deterioro cognitivo.
La Escala de Evaluación Rápida de la Incapacidad (The Rapid Disability Rating Scale) fue diseñada por Linn1 en 1967, y revisada posteriormente en 1982 (RDRS-2).
Se trata de un instrumento IADL de actividades instrumentales de la vida diaria. Su objeto era disponer de una herramienta para la valoración de la capacidad funcional y el estado mental de los pacientes crónicos mayores. Puede ser utilizada tanto en sujetos institucionalizados como en la comunidad. Se trata de una escala que es cumplimentada por el cuidador o por un familiar del enfermo, que observa el comportamiento del mismo en la realización de distintas tareas. Consta de 18 ítems que evalúan 8 cuestiones sobre actividades de la vida diaria, 3 de habilidades sensoriales, 3 de capacidades mentales y una de cada una de las siguientes: dieta, continencia, medicación y permanencia en cama. Las preguntas están hechas en términos de cantidad de asistencia que el paciente requiere para realizar las actividades. Las respuestas se valoran mediante una escala de cuatro puntos: 1 = completa independencia, 4 = grado máximo de discapacidad.
El rango de la escala oscila entre 18 y 72. A mayor puntuación mayor grado de discapacidad. Los autores obtuvieron valores de 21/22 en ancianos residentes en la comunidad. En un grupo de ancianos institucionalizados la puntuación media subió a 32 y en otro grupo que requería asistencia domiciliaria de enfermería llegó hasta 36.
Se ha sugerido que en estadios moderados-intensos de demencia puede resultar de gran utilidad, ya que evalúa actividades muy elementales. En estas fases del deterioro cognitivo se obtiene mejor rendimiento que con otras escalas como la FAQ de Pfeffer o la de Lawton y Brody, que son más sensibles en casos de demencias leves.
En la evaluación y seguimiento de un paciente con demencia es útil poder establecer el estadío evolutivo de la enfermedad. Para ello existen diversas escalas que otorgan un valor estandarizado de acuerdo al grado de afectación funcional. En general se intenta objetivar la valoración a fin de poder clasificar la demencia según los criterios clínicos clásicos: demencia leve, moderada o severa.
La Escala de Deterioro Global (Global Deterioration Scale - GDS) establece siete estadíos posibles: 1 = normal; 2 = deterioro muy leve; 3 = deterioro leve; 4 = deterioro moderado; 5 = deterioro moderadamente severo; 6= deterioro severo; 7 = deterioro muy severo. La escala define cada estadío en términos operacionales y en base a un deterioro supuestamente homogéneo. Sin embargo, dado que la secuencia de aparición de los síntomas es a menudo variable, se ha argumentado que la inclusión de un paciente en un estadío de acuerdo a un criterio rígido podría conducir a errores; no obstante se trata de una de las escalas más completas, simples y útiles para la estimación de la severidad de la demencia. El CAED (1997) sugirió la utilización de esta escala para la gradación del síndrome demencial de la enfermedad de Alzheimer acompañado del Instrumento de Evaluación Funcional para Enfermedad de Alzheimer, FAST (Functional Assessment tool for Alzheimer’s disease).
La evaluación de las demencias que no son Enfermedad de Alzheimer se realiza a través de la Clasificación clínica de las Demencias (Clinical Dementia Rating - CDR 5) que es más general. Su escala establece cinco estadíos posibles: 0 = normal; 0,5 = cuestionable; 1 = demencia leve; 2 = demencia moderada; 3 = demencia severa. La estimación se realiza en base al rendimiento del sujeto en seis modalidades de tipo cognitivo y funcional. Estas modalidades son: memoria, orientación, razonamiento, actividades sociolaborales, actividades recreativas (hobbies o pasatiempos), y cuidado personal.
Individuo Normal CDR 0 |
Demencia Posible CDR 0,5 |
Demencia Ligera CDR 1 |
Demencia Moderada CDR 2 |
Demencia Grave CDR 3 |
|
Memoria |
Sin pérdida de memoria ni olvidos leves |
Trastornos leves de memoria;Evocación parcial de los recuerdos; “olvidos benignos” |
Pérdida moderada de la memoria sobre todo para los recuerdos recientes, con repercusión de la vida diaria |
Pérdida grave de la memoria. Sólo se conserva material fuertemente consolidado. Los recuerdos recientes se olvidan rápidamente |
Pérdida grave de la memoria.Sólo se conservan recuerdos fragmentados. |
Orientación | Completamente orientado |
Completamente orientado,aunque con ligeras dificultades para la orientación temporal |
Algunas dificultades de orientación en el tiempo; orientación con respecto al lugar del examen; puede haber desorientación geográfica con respecto a otros lugares |
Normalmente desorientado en el tiempo y a menudo en el espacio |
Sólo orientado en relación con las personas |
Juicio, resolución de problemas |
Resuelve correctamente los problemas; juicio adecuado en relación con la capacidad de que disfrutaba en el pasado |
Ligera alteración en la capacidad de resolución de problemas, semejanzas y diferencias |
Dificultad moderada para comprender problemas complejos; juicio social normalmente conservado |
Alteración grave en la comprensión de problemas, semejanzas y diferencias. La valoración social está normalmente alterada. |
Incapaz de razonar o resolver problemas |
Actividades sociales |
Nivel de autonomía mantenido en el trabajo, negocios, compras y actividades sociales |
Si existe alteración ésta es leve |
No puede realizar independientemente |
Incapaz de autonomía fuera de su domicilio |
Incapaz de autonomía fuera de su domicilio |
Actividades domesticas y pasatiempos |
Se mantiene bien la vida en casa, los pasatiempos y las actividades intelectuales |
Estas actividades se mantienen sólo están ligeramente disminuidas |
Las actividades domésticas se hallan levemente disminuidas pero de forma evidente. Los trabajos difíciles y los pasatiempos complicados son abandonados |
Preservada la capacidad para trabajos sencillos; los centros de interés son muy limitados y la actividad poco sostenida |
Únicamente actividad funcional en su propia habitación |
Cuidados personales | Autonimía completa | Autonomía completa |
Necesita estímulos esporádicamente |
Necesita ayuda para vestirse, lavarse y mantener el aseo personal |
Necesita mucha ayuda en sus cuidados personales; a menudo hay incontinencia |
El Test del Reloj se ha utilizado tanto para evaluar habilidades visuoconstructivas como praxias constructivas. Sin embargo el hecho de que en su ejecución se impliquen varias funciones cognitivas tales como ejecución motriz, atención, comprensión del lenguaje, conocimiento numérico, etc., la convierte en una prueba adecuada para detectar deterioro global en casos como la demencia tipo Alzheimer.
Existen fundamentalmente dos formas de administrar esta prueba, a la copia y a la orden. En el primer caso se le muestra al participante el dibujo de un reloj analógico con todos los números arábigos del 1 al 12, en el que las manecillas del reloj están marcando una determinada hora. La tarea consiste en hacer una replica lo más exacta posible del reloj en otro lugar de la misma hoja, estando siempre el dibujo original a la vista.
En el segundo caso, sin ningún dibujo de referencia, se le pide al participante que realice un reloj redondo y grande, y que coloque en él todos los números. Asimismo se le pide que coloque las manecillas de tal modo que indiquen una determinada hora, que habitualmente son las once y diez.
Respecto a la influencia del nivel de escolaridad y edad en las puntuaciones obtenidas, los resultados mostrados en la literatura son contradictorios. Así mientras que en diversos estudios se ha observado que la ejecución del Test del reloj tanto en adultos como en ancianos sanos estaba afectada por el nivel de formación académica (Ainslie et al., 1993) otros trabajos muy recientes realizados específicamente con enfermos de Alzheimer tanto con muestra norteamericana (Solomon et al., 1998) como muestra española (Cacho et al., 1999), no encuentran tales diferencias.
En cuanto al sistema de puntuación, a pesar de que existen diferentes procedimientos para corregir la modalidad del Test del Reloj a la orden, el más utilizado es el que proporciona una puntuación total de 9 puntos, obtenidos a través de la colocación correcta del número 12, el resto de números, las dos manecillas y la hora correcta. En diversos trabajos el punto de corte ideal para detectar demencia se sitúa en la obtención de 6 o menos puntos (Cacho et al., 1996). En general la sensibilidad de esta prueba se ha situado (según la literatura) entre 67% y 92’8%, pudiéndose considerar por lo tanto como una buena prueba de detección de demencia.
Se evalúan cuatro aspectos de la ejecución del reloj, que son:
- Que el número 12 esté situado arriba- 3 puntos.
- Que haya dos agujas- 2 puntos.
- Que haya doce números- 2 puntos.
- Que las manecillas indiquen la hora correcta- 2 puntos.
Instrumento de Evaluación Funcional para Enfermedad de Alzheimer-FAST (Functional assessment tool for Alzheimer’s disease)
Para cuantificar el grado de severidad del cuadro clínico de cada caso, se puede tomar como medida la última evaluación utilizando el FAST (Functional Assessment Staging) o estado funcional por el método de Reisberg, 1988. Esta escala clasifica la evolución de la enfermedad en 16 estadios que corresponden el primero a un estado asintomático y el último al estado de máxima gravedad, tal como se expone a continuación.
1. Ninguna dificultad ni objetiva ni subjetiva
2. Olvidos benignos. Dificultades subjetivas en el trabajo
3. Disminución en la capacidad organizativa
4. Dificultad para realizar actividades instrumentales complejas de la vida cotidiana.
5. Requiere ayuda para seleccionar sus prendas de vestir
6. Requiere ayuda para vestirse
7. Dificultad para bañarse bien solo
8. Dificultades en la mecánica del aseo personal
9. Incontinencia urinaria
10. Incontinencia fecal
11. Lenguaje limitado a unas seis o siete palabras
12. Habla limitada al uso de una sola palabra
13. Pierde habilidad ambulatoria
14. Dificultad para mantenerse sentado sin apoyo
15. Pierde la sonrisa
16. No puede sostener la cabeza independientemente
Aunque estos exámenes neuropsicológicos básicos le permiten al médico general sospechar el diagnóstico, la confirmación adecuada debe ser realizada mediante una batería neuropsicológica completa efectuada en un laboratorio especializado.
La administración de una batería neuropsicológica completa en las demencias utilizará diferentes combinaciones de tests neuropsicológicos adecuados a poner de manifiesto aquellos perfiles propios de cada enfermedad. Hay que tener en cuenta también que los perfiles cognitivos de las demencias son diferentes según sean corticales o subcorticales; aún entre los distintos trastornos corticales, e incluso dentro mismo de la enfermedad de Alzheimer se ha demostrado heterogeneidad. Por ello, es fundamental que la batería neuropsicológica a utilizar permita objetivar estas variaciones, utilizando todas las herramientas que estén al alcance para cubrir el amplio espectro de posibilidades diagnósticas.
Toda batería neuropsicológica para evaluación de demencias debe, por tanto, abarcar un vasto rango de áreas y habilidades cognitivas, con especial énfasis en la memoria. Sin embargo, debe remarcarse que los tests de memoria en forma aislada no alcanzan para realizar un diagnóstico de demencia; en la Enfermedad de Pick, por ejemplo, el trastorno de memoria comienza en forma relativamente tardía.
ADAS (Alzheimer’s disease assessment scales) o Escala de Evaluación para Enfermedad de Alzheimer
En 1984 con la aparición del ADAS (Alzheimer’s Disease Assessment Scale) o Escala de Evaluación para la Enfermedad de Alzheimer (EEEA) fue posible contar con un instrumento confiable, breve, diseñado especialmente para la enfermedad de Alzheimer y capaz de medir puntualmente los síntomas mayores de la misma como así también su progresión aún en los estadios más avanzados.
El ADAS es un test que evalúa rendimiento y que consta de 21 ítems segregados en dos subescalas: cognitiva (ADAS-Cog) y conductual (ADAS-Noncog), de 11 y 10 ítems respectivamente. En la práctica se ha hecho muy popular la administración del ADAS-Cog, en tanto que el ADAS-Noncog ha sido relegado debido a la existencia de escalas conductuales más abarcativas como la Escala de Medición de Patología Conductual en la Enfermedad de Alzheimer o BEHAVE-AD (Reisberg et al, 1987) y el Inventario Neuropsiquiátrico o NPI (Cummings et al., 1994).
En el ADAS-Cog el rango de puntaje varía entre 0 (sin deterioro) y 70 (demencia severa), aunque en la práctica los individuos sanos suelen desempeñarse en el rango que va de 5 a 10 puntos. La evaluación de las funciones cognitivas dedica 3 ítems a memoria (27 puntos), 1 a orientación (8 puntos), 5 a lenguaje (25 puntos) y 2 a praxias (10 puntos). Estas funciones cognitivas son las más representativas del compromiso cortical en la enfermedad de Alzheimer y las más sensibles a la progresión del deterioro durante la evolución de la misma.
El ADAS no fue diseñado como instrumento único de diagnóstico sino para el estudio de los síntomas característicos de la enfermedad de Alzheimer y como indicador sensible de evolutividad: la evidencia obtenida de estudios longitudinales sugiere que pacientes no tratados presentan un nivel de cambio en un año de aproximadamente 9 puntos en la subescala cognitiva. Debido a esto el ADAS-Cog ha sido ampliamente utilizado para valorar la eficacia de nuevos fármacos en la evolución de la demencia de tipo Alzheimer. Sin embargo, se debe ser cauto en la interpretación de los resultados ya que el nivel de cambio parece ser altamente dependiente del grado de deterioro en el momento de la primera evaluación. Así, los pacientes levemente deteriorados tienden a mostrar menor nivel de cambio en un año que aquellos que estaban más seriamente comprometidos. Por otra parte, a medida que la enfermedad progresa, los pacientes que presentan un nivel de deterioro muy severo tienden a enlentecer nuevamente el ritmo del nivel de cambio.
Es un instrumento breve, de mayor efectividad que el MMSE. Se utiliza en aquellas enfermedades demenciantes con compromisos cognitivos subcorticales. Esta escala arroja un valor global -con un máximo de 144 puntos- y valores parciales para las distintas funciones cognitivas: atención, iniciación/perseveración, construcción, conceptualización y memoria. Fue diseñada para poder evaluar y cuantificar la progresión de la declinación cognitiva de los sujetos con demencia aún al lado de la cama del paciente. Tiene un índice de confiabilidad test-retest de 0.97. El punto de corte es de 123; por debajo de esta cifra no queda incluido ningún sujeto con trastorno depresivo mayor, incluye sólo un 12% de pacientes con trastornos psicológicos, un 36% de pacientes con cuadros focales y un 62% de pacientes dementes.
Es necesario señalar que si bien estas escalas cumplen una función importante en la evaluación diagnóstica y en el seguimiento del paciente, generalmente, resultan poco sensibles para las demencias precoces o muy leves por lo que es recomendable realizar una exploración más exhaustiva de las funciones cognitivas.
Aunque existen diferencias entre los distintos laboratorios de neuropsicología respecto a las técnicas específicas a utilizar, existe un amplio consenso respecto a las funciones que deben ser evaluadas, estas son: inteligencia general, memoria, atención, lenguaje, visuopercepción, visuoconstrucción, razonamiento, abstracción y funciones ejecutivas.
Evaluación neuropsicológica de la Enfermedadde Alzheimer |
|
Atención |
|
Atención |
Span de dígitos directo e inverso Span visuo-espacial directo e inverso |
Distribución espacial de la atención |
Test de cancelación Trail Making test (forma A) |
Memoria |
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Baterías globales |
Batería de memoria de Signoret Escala de memoria de Weschler revisada |
Memoria Episódica Verbal (Serial) |
Test de Recuerdo Selectivo |
Memoria Episódica Visual | Figura Compleja de Rey |
Memoria de Trabajo |
Test de adición auditiva serial |
Memoria Semántica |
Test de Vocabulario de Boston Vocabulario (WAIS) Fluencia verbal |
Memoria Procedural |
Torre de Toronto (modif.) |
Lenguaje |
|
Lenguaje |
Test de Vocabulario de Boston Token Test |
Habilidades Visuoespaciales |
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Capacidad Visuoespacial |
Figura Compleja de Rey Diseños con cubos (WAIS) Rompecabezas (WAIS) |
Función Ejecutiva |
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Flexibilidad Mental |
Test de Wisconsin Trail Making Test (forma B) Stroop Test |
Razonamiento y Abstracción |
|
Razonamiento y Abstracción |
Test de Comprensión (WAIS) Test de Analogías (WAIS) |
Tomado de “La evaluación neuropsicológica en la Enfermedad de Alzheimer”, Allegri et al., 2000. |
La detección y diagnóstico apropiado de los síntomas psicológicos y conductuales de las demencias requiere la realización de una exploración psicopatológica completa. La trascendencia actual de la valoración conductual en los pacientes con EA reside en la evidencia de que algunos cambios del comportamiento repercuten de forma directa en los costes sociales y en el bienestar del paciente y de quienes le rodean. Por esta razón, las escalas de conducta han ido ganando espacio entre las medidas de eficacia de los ensayos farmacológicos, a pesar de que aún no se dispone de instrumentos suficientemente adecuados para ese fin. No está claro el mecanismo por el que los trastornos conductuales producen una mayor sobrecarga en el cuidador. Aunque se ha propuesto que las alteraciones de conducta comportarían un deterioro funcional añadido en los pacientes, son las variables dependientes del cuidador (salud física, sentimiento de carga) las más estrechamente asociadas a la institucionalización. Es necesario por tanto ahondar en el conocimiento y método de evaluación de las conductas que acarrean un mayor sentimiento de carga y un mayor riesgo de institucionalización. Por último, no debe olvidarse que los trastornos conductuales de la EA no siguen un curso natural paralelo en cuanto a presencia y severidad. Con vistas a los estudios prospectivos y ensayos a largo plazo, sería muy deseable disponer de escalas cuya sensibilidad a la progresión de la enfermedad viniera dada no sólo por su puntuación global, sino por la puntuación de cada una de las áreas evaluadas en particular. No obstante, como ayuda a esta exploración y para el registro estandarizado de la sintomatología pueden utilizarse las escalas siguientes:
Es un instrumento de aplicación relativamente breve que mide una serie de síntomas habituales en función de la frecuencia de aparición y la intensidad con que aparecen, aportando también una puntuación global que es la suma de alas anteriores. La información se obtiene a través de una entrevista con el paciente que se complementa con otra con un cuidador. Se trata de un instrumento muy útil, que ha mostrado suficiente sensibilidad al cambio sintomatológico como para poder ser usado también en estudios de investigación.
Escala de Medición de Patología Conductual en la Enfermedad de Alzheimer o BEHAVE-AD (Reisberg et al., 1987).
Es una escala de valoración global de patología comportamental, diseñada específicamente para la enfermedad de Alzheimer. Esta compuesta de 25 ítems organizados en torno a siete categorías así como un ítem de valoración global. Las categorías incluyen paranoia y delirios, alucinaciones, trastornos de la actividad, agresión, trastornos del sueño, del humor y de ansiedad.
Escala de depresión geriátrica de Yesavage (GDS) (Yesavage et al, 1983)
Se trata de un cuestionario autoadministrado que consta de 30 reactivos para evaluar la depresión geriátrica. Por su construcción y orientación, tiene mayor poder discriminativo en ancianos con enfermedades físicas que otras escalas como la de Hamilton y la de Zung, y ha demostrado ser un eficaz predictor de depresión en estados leves y moderados de demencia. Su contenido se centra en aspectos cognitivo-conductuales relacionados con las características específicas de la depresión en el anciano.
Es una escala dicotómica, de respuesta sí o no. El sentido de las preguntas está invertido de forma aleatoria, con el fin de anular, en lo posible, tendencias a responder en un solo sentido. El marco temporal se debe referir al momento actual o durante la semana previa, con tendencia a utilizar más este último en la aplicación autoadministrada. Existen dos versiones: 30 ítems o 15 ítems. Cada ítem se valora como 0/1, puntuando la coincidencia con el estado depresivo; es decir, las afirmativas para los síntomas indicativos de trastorno afectivo, y las negativas para los indicativos de normalidad. La puntuación total corresponde a la suma de los ítems, con un rango de 0-30 ó 0-15, según la versión.
Para la versión de 30 ítems los puntos de corte propuestos en la versión original de la escala son los siguientes:
No depresión: 0-9 puntos
Depresión moderada: 10-19 puntos
Depresión severa: 20-30 puntos
Para la versión de 15 ítems se aceptan los siguientes puntos de corte:
No depresión: 0-5 puntos
Probable depresión: 6-9 puntos
Depresión establecida: 10-15 puntos