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Este trastorno no está bien caracterizado en la literatura psiquiátrica, y los aspectos psiquiátricos de la valoración y tratamiento no están bien desarrollados.
Son características las dificultades en la ortografía, la gramática, la construcción de frases y párrafos, la estructura organizacional y la puntuación. Aunque no necesariamente, el contenido ideacional y la abstracción intelectual pueden estar limitados.
A) Las habilidades de escritura, evaluadas mediante pruebas administradas individualmente ( o evaluaciones funcionales de las habilidades de escritura) , se sitúa sustancialmente por debajo de las esperadas dados la edad cronológica del sujeto, su cociente de inteligencia evaluada y la escolaridad propia de su edad.
B) El trastorno del criterio A interfiere significativamente en el rendimiento académico o las actividades de la vida cotidiana que requieren la realización de textos escritos (pe., escribir frases gramaticalmente correctas y párrafios organizados
C) Si hay un déficit sensorial, las dificultades en la capacidad para escribir exceden de las habitualmente en él.
Nota de codificación: Si hay una enfermedad médica (pe., neurológica) o un déficit sensorial, se codificaran en el Eje III
Entre los síntomas se incluye velocidad lenta al escribir y producción baja, ilegibilidad, rotaciones de letras, búsqueda de palabras y errores sintácticos, borrones, rectificaciones, errores de espacios y puntuación, y problemas de ortografía. La producción baja, el rechazo a completar el trabajo o a presentar las tareas y el bajo rendimiento. Estos déficits pueden ser el resultado de problemas subyacentes con la función grafomotora (control de la mano y el lápiz), funciones motoras finas y visuomotoras, atención, memoria, formación y organización del concepto (prioridades y fluidez), así como de la función del lenguaje expresivo. Al igual que otros trastornos del aprendizaje, éste se supone que puede ser el resultado de ciertas características neurocorticales modificadas por experiencias ambientales.
La prevalencia no está determinada, pero parece que existe un predominio masculino estándar de 3:1 a 4:1 presente en la mayoría de los trastornos del aprendizaje. Se han desarrollado métodos formales para evaluar y medir la expresión escrita, pero pueden obtenerse cribados clínicos adecuados a partir de muestras de copias, dictados o redacciones espontáneas. Resulta posible una terapia curativa genuina, con intervenciones educativas consistentes en formatos alternativos de escritura y habilidades de construcción. La reciente disponibilidad comercial de procesadores de textos puede contribuir a la curación de algunos individuos. Estando pendientes investigaciones psiquiátricas adicionales, la evaluación e intervención psiquiátrica sigue las líneas generales para los trastornos del aprendizaje.