Está aquí: Inicio El proyecto Nivel 4 - Patologías 1.1.6.2. Trastornos por tics, motores o verbales, crónicos
Se define por la presencia bien de tics motores o vocales, pero no ambos. El resto de características son iguales al trastorno de la Tourette.
los criterios de la DSM-IV el trastorno debe debutar antes de los 18 años de edad.
Los tics crónicos normalmente son motores, y similares en cuanto a la forma a los otros trastornos por tics motores. Los tics vocales crónicos son raros, normalmente leves y generalmente constan de gruñidos más que de verdaderos tics vocales o verbales.
Normalmente la intensidad del tic varía muy poco en el curso de las semanas, aunque pueden existir cambios a lo largo de los meses o de los años. Se inicia normalmente durante la primera infancia (entre los 5 y los 10 años). Aproximadamente dos tercios de los casos finalizan durante la adolescencia, pero algunos casos pueden persistir en formas leves durante años o décadas. En la edad adulta, puede aparecer una forma crónica de trastorno por tics crónicos, generalmente después de los 40 años.
Los niños cuyos tics se inician entre los 6 y 8 años parecen tener mejor pronóstico. Sin embargo, los niños con tics en extremidades y tronco tienen peor pronóstico que aquellos que sólo presentan tics faciales.
El trastorno por tics motores, o verbales, crónicos suelen presentarse en las mismas familias. Los estudios gemelares han encontrado una alta concordancia de ambos en los gemelos monocigóticos. La persistencia de los síntomas del tic puede estar relacionada con la ansiedad o con los trastornos depresivos, que pueden agravar el trastorno por tics.
Está indicada una evaluación neuromédica y psiquiátrica, para valorar posibles trastornos concomitantes (incluyendo otros trastornos neurológicos del movimiento). Es útil una evaluación específica de los trastornos por ansiedad y depresivos, como posibles factores que mantienen los tics crónicos.
Deben diferenciarse de otras manifestaciones motoras, como los movimientos coreiformes, mioclonus, síndrome de las piernas inquietas, acatisia y distonías. Algunos trastornos neurológicos como la enfermedad de Huntington y la enfermedad de Parkinson, pueden provocar emisiones vocales involuntarias.
Pueden ser de utilidad la medicación, los tranquilizantes menores, tranquilizantes mayores a dosis bajas, o litio (tanto por sus propiedades antidepresivas como ansiolíticas). Los estimulantes pueden agravar los síntomas.
Se recomienda la psicoterapia para minimizar los problemas emocionales secundarios a los tics. Algunos estudios han de mostrado que las técnicas conductistas, sobre todo la modificación de hábitos son efectivas.