El trastorno por tics transitorios se define como la presencia de uno o más tics vocales o motores, o ambos. Los tics se producen varias veces al día, casi todos los días y por lo menos cuatro semanas, pero no más de 12 meses. Las demás características son iguales que el Trastorno de la Tourette. Según el DSM-IV debe debutar antes de los 18 años de edad. Aunque pueden observarse episodios aislados, pueden aparecer de nuevo episodios recurrentes que continúan a lo largo de los años.
Los trastornos por tics transitorios son normalmente motores, pero similares en cuanto a la apariencia a los tics crónicos y de la Tourette. Si posteriormente los tics persisten a lo largo de su curso, puede etiquetarse de nuevo el trastorno por tics transitorio. Estos tics no parecen estar relacionados consistentemente con otra sintomatología, pero la ansiedad situacional o evolutiva puede ser acusada durante los episodios.
El comienzo de los episodios aislados o recurrentes del trastorno por tics transitorios se observa en la mitad de la infancia (normalmente entre los 5 y 10 años) o a principio de la adolescencia. Si es recurrente, es típico que se produzca una reducción de la frecuencia y de la gravedad de los síntomas a lo largo del paso de los años. Normalmente los síntomas no interfieren con el funcionamiento, aunque los tics pueden interferir con los estresores sociales y con la ansiedad produciendo complicaciones interpersonales y de la autoestima.
En la aparición del trastorno por tics transitorios influyen tanto los factores genéticos como los psicosociales. Los tics de carácter orgánico tienen más posibilidades de progresar a Trastorno de la Tourette y de presentar historia familiar con tics, mientras que los psicógenos suelen remitir espontáneamente. Los episodios se presentan generalmente en período de estrés o excitación importante, lo que contribuye a la presentación transitoria y a la variabilidad de la intensidad del síntoma.
Las evaluaciones neuromédicas y psiquiátricas son necesarias para valorar posibles trastornos concomitantes (incluyendo otros trastornos neurológicos del movimiento) y las causas de la ansiedad.
Los individuos con trastorno por tics transitorios no requieren tratamiento, hasta que se compruebe como evolucionan. Normalmente resulta muy útil advertir a la familia con el fin de reducir su atención sobre el síntoma y las críticas al niño, ya que si les prestan demasiada atención pueden favorecer su empeoramiento. En determinados casos, pueden ser útiles para manejar la ansiedad y el control sobre el tics las técnicas conductuales (relajación), los medicamentos (tranquilizantes menores o bajas dosis de tranquilizantes potentes). Una psicoterapia breve puede proporcionarse tanto al paciente como a la familia educación y seguridad, y en el caso de que los síntomas persistan se les recomendará a repetir la evaluación.