Parece ser que estudios de cohorte, sugieren riesgos significativos para el riesgo se sufrir depresión. Así, los individuos nacidos entre 1940 y 1950 tienen una edad de inicio más pequeña que los que han nacido antes de 1940. Por otra parte, los sujetos que padecen depresión a edades más tempranas, suelen desarrollar, en mayor proporción síntomas atípicos, mientras que los que desarrollan depresión en edades más avanzadas, son más característicos de ellos los síntomas melancólicos.
Los que desarrollan la depresión en etapas más tardías, parecen tener un mayor deterioro neuropsicológico y una menor respuesta a las terapias. Esto parece ser debido a que hay un aumento de la intensidad de la sustancia blanca subcortical asociado a enfermedad cerebrovascular.
Mientras que en la edad prepuberal, la proporción de niñas y niños afectados por depresión es similar; la balanza, una vez pasado este periodo, esto es, en la adolescencia y en la edad adulta, se inclina, en una proporción de dos a uno hacia las mujeres.
Parece ser que las tasas de prevalencia para el trastorno depresivo mayor, no están relacionadas con la raza, el nivel de estudios o los ingresos económicos, ni por supuesto, con el estado civil.
Así, el riesgo para el trastorno depresivo mayor, en la población varía desde el 10-25% en las mujeres y entre el 5 y el 12% para los hombres.
Según muestran algunos estudios, la edad de inicio para el trastorno depresivo mayor está bajando la edad de inicio entre las personas nacidas recientemente. Si bien, la edad promedio de aparición era la mitad de la tercera década de la vida.
El curso que sigue el trastorno es variable. Así, algunas personas tienen episodios aislados y separados en el tiempo, otras tienen episodios agrupados, otras parece que al avanzar en edad, los episodios cada vez se hacen más comunes,…
Se sabe que el número de episodios previos es un buen predictor de la probabilidad de presentar un episodio futuro. Así se dirán algunos datos al respecto: se sabe que al menos un 60% de los sujetos que han desarrollado un episodio depresivo mayor, tengan un segundo. De los sujetos que ya han tenido un segundo episodio, al menos, tienen un 70% de desarrollar un tercero; y así sucesivamente.
Otro dato a tener en cuenta, es que el trastorno depresivo mayor puede desaparecer completamente, o bien tener una remisión parcial de los síntomas. Este dato también influye en la posterior presentación de un nuevo episodio, que es más común, como es lógico, en aquellos sujetos en los que los síntomas no remiten totalmente. En este caso este dato tiene un valor pronóstico.
En muchas ocasiones, los episodios de un trastorno depresivo mayor, aparece después de un estrés psicosocial grave. Algunos estudios sugieren que acontecimientos psicosociales, también llamados estresares, que desempeñan un papel importante en la aparición del primer acontecimiento; sin embargo, la incidencia del acontecimiento estresor es mínima cuando los episodios son posteriores.
Es muy difícil predecir cuándo el episodio depresivo va a convertirse en un trastorno bipolar. En este sentido nos puede ayudar el dato de si hay historia familiar de algún trastorno bipolar.
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