La característica esencial de este trastorno consiste en una idea delirante que se desarrolla en el sujeto implicado en una relación con otra persona, a la que suele denominarse inductor o caso primario, que padece un trastorno psicótico con ideas delirantes (criterio A). El sujeto pasa a compartir las creencias delirantes del inductor en parte o en su totalidad (criterio B). La idea delirante no debe explicarse mejor por la presencia de otro trastorno psicótico (como por ejemplo, esquizofrenia) ni de un trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos y no es debida a los efectos de ninguna sustancia o enfermedad médica (criterio C). El contenido de las creencias delirantes compartidas dependerá del diagnóstico del caso primario. Normalmente, el caso primario es el dominante en la relación, y gradualmente va imponiendo el trastorno a la otra persona. Si la relación con la persona inductora es interrumpida, las creencias delirantes de la otra persona suelen disminuir e incluso pueden llegar a cesar.
Aunque lo más común es que este trastorno se dé entre dos personas, puede ocurrir que este trastorno se presente en un número mayor de individuos. Es raro que los sujetos que padecen este trastorno busquen ayuda profesional.
Aparte de las creencias delirantes, es raro, que en este trastorno se den otros aspectos raros o inhabituales del comportamiento. El deterioro sufrido por el psicótico compartido es menor que el psicótico primario.
Hay poca información acerca de la prevalencia de este trastorno, ya que la mayoría de estos casos pasan desapercibidos; sin embargo, algunos datos sugieren que este trastorno tiene una mayor prevalencia en las mujeres.
Parece que la edad de inicio de este trastorno es muy variable, aunque no hay datos sistemáticos sobre esto. Si no se interviene, este trastorno llega a ser crónico. Normalmente con la separación del caso primario, el psicótico compartido junto con su ideación delirante va desapareciendo.
Este trastorno solo se diagnostica cuando dichas ideas delirantes no son debidas a los efectos de ninguna sustancia o enfermedad médica. El diagnóstico diferencial no suele ser un problema debido a que la estrecha relación con el caso primario y la similitud en sus ideas es algo característico en este trastorno.
En algunos casos raros, puede ocurrir que un sujeto aparezca con lo que parece ser un trastorno psicótico compartido, pero las ideas delirantes no desaparecen cuando el sujeto es separado del caso primario. En este caso probablemente sea adecuado diagnosticar otro trastorno psicótico.
La definición que la CIE- 10 da a este trastorno es idéntica que la que da la DSM-IV, excepto en que en el manual de la CIE-10 se le denomina trastorno delirante inducido.