Han existido siempre numerosos intentos de identificar las dimensiones fundamentales que subyacen a la totalidad del campo del funcionamiento normal y patológico de la personalidad. Uno de los modelos existentes es el que considera estas cinco dimensiones: neuroticismo, introversión versus extraversión, rechazo o disponibilidad para experimentar, hostilidad versus amabilidad y escrupulosidad. Otro de los enfoques existentes describe áreas más específicas de la personalidad, en el que se incluyen desde 15 hasta 40 dimensiones (por ejemplo, aprensión social, impulsividad, insinceridad, egocentrismo,…). Otras dimensiones que también han sido estudiadas comprenden la afectividad positiva y negativa e inhibición; búsqueda de novedades, evitación del peligro, dependencia de recompensas, dominancia, persistencia y autotrascendencia; poder (dominancia versus sumisión) y afiliación (amor versus odio); búsqueda del placer versus evitación del daño, acomodación pasiva versus modificación activa y autocrecimiento versus dependencia.
Los modelos dimensionales alternativos tienen mucho en común y su conjunto parece cubrir los aspectos más importantes de las alteraciones de la personalidad. Por ello, su integración, utilidad clínica y las relaciones con las categorías diagnósticas de los trastornos de la personalidad y con diversos aspectos de la disfunción de la personalidad siguen siendo activamente investigadas.
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