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El proyecto
N5 - Discapacidad
2.2.05.07. Síntomas dependientes de la cultura, la edad, el sexo y otros



La pregunta de si la educación superior influye en el inicio de la EA es intrigante; muchos estudios en todo el mundo han encontrado una alta incidencia de EA en aquellos sin educación versus aquellos con al menos un año de educación superior.
Según un estudio publicado (Chengxuan et al., 2001), un nivel educativo bajo podría asociarse con un mayor riesgo de incidencia de enfermedad de Alzheimer y otras demencias en el anciano. Sin embargo, la mortalidad atribuída a estas enfermedades parece no estar afectada por los años de escolaridad.
La población del estudio incluyó 1296 individuos de 75 o más años de edad que estaban libres de demencia en 1987. Durante un seguimiento medio de 2.8 años se observó que 147 individuos desarrollaron demencia, siendo de entre ellos 109 los casos de enfermedad de Alzheimer.
Un nivel educativo inferior a 8 años de escolaridad se asoció a una mayor incidencia de enfermedad de Alzheimer y otras demencias, siendo esta relación más intensa entre las mujeres que entre los varones, y entre los sujetos de entre 75 y 84 años, que entre los de 85 años o más.
La incidencia de demencia no fue significativamente diferente entre los individuos con estudios de grado medio y los universitarios, ni hubo asociación entre mortalidad por enfermedad de Alzheimer y otras demencias y el nivel educativo inferior a 8 años de escolaridad.
En opinión de los autores, estos resultados podrían apoyar la hipótesis de la "reserva cognitiva", según la cual los individuos con mayor acervo educativo pueden cubrir cambios patológicos avanzados de manera más eficaz manteniendo la funcionalidad más tiempo que los pacientes con menor educación.
En líneas genereles, parece ser que el tener al menos 6 años de escolaridad puede proteger contra el desarrollo de la EA, si bien sigue siendo poco clara la relación. Las actividades intelectuales desarrolladas en la juventud y edad media parecen proteger de la EA; la inactividad parece ser un factor de riesgo para la EA. Algunos estudios sugieren que es necesario que se asocie a otros factores, económicos y ambientales, para aumentar el riesgo de EA. Por otra parte, no hay evidencia clara relacionada con el mayor número de años de estudio y su factor protector de la EA.
La edad es el factor de riesgo más importante. Esto es, a mayor edad, mayor es el riesgo de padecer Alzheimer.
Se estima que una de cada 10 personas de más de 65 años de edad y casi la mitad de las mayores de 85 padecen el mal de Alzheimer, y un pequeño porcentaje de adultos entre 30 años y 40 años también la desarrolla (Asociación Alzheimer de Monterrey, A.C.) . Sin embargo, es importante notar que aunque las personas mayores suelen perder la memoria con el paso del tiempo, la inmensa mayoría de las personas de más de 80 años están mentalmente sanas.
Esto significa que aunque la probabilidad de padecer la enfermedad de Alzheimer aumenta con la edad, la vejez en sí no es la causa de la enfermedad. Sin embargo, estudios recientes sugieren que los problemas relacionados con la edad, como la arteriosclerosis, pueden ser factores agravantes de importancia. Además, ahora la gente es más longeva; esto es, vive mucho más que antes, por lo cual el número de personas afectadas por la enfermedad de Alzheimer y otras formas de demencia seguramente aumentará.
Los datos que se tienen refieren que entre el 60 y el 70% de los casos de Alzheimer son de inicio tardío, y que estos aumentan a medida que la gente sobrepasa los 65 años. El 20 o 30% de los casos de personas afectadas tiene una edad inferior. En un 10% aproximado de ellas, el inicio se presenta entre los 50 a 59 años. Y, aunque es muy rara la aparición de la enfermedad de Alzheimer en personas menores a los 50 años, sí se dan casos, pero muy pocos. Tal vez de un 2 a 3% (Asociación de Alzheimer de Monterrey, A.C.).
La mayoría de los estudios indican que las mujeres tienen más predisposición a padecer la enfermedad de Alzheimer que los hombres. Sin embargo, esta afirmación puede llevar a confusiones ya que por lo general, en su conjunto, las mujeres viven más tiempo que los hombres. Por lo tanto, si las mujeres viven más tiempo que los hombres, es obvio que habrá un mayor número de gente de sexo femenino que pudiera desarrollar la enfermedad. Esto significa que si los hombres vivieran el mismo tiempo que las mujeres y no fallecieran por otras enfermedades o causas, el número de enfermos de Alzheimer sería el mismo para ambos sexos.
Hay evidencias para pensar que una persona que ha recibido un fuerte golpe en la cabeza puede tener más probabilidad de desarrollar la enfermedad de Alzheimer. Este riesgo es más alto si en el momento de sufrir la lesión la persona tiene más de 50 años, si tiene el gen específico, apoE4, y si inmediatamente después del accidente ha perdido el conocimiento.
Otro factor de riesgo para la EA es la presencia de una enfermedad vascular cerebral. En este sentido, se ha demostrado que pacientes con infartos cerebrales, aún pequeños y escasos, presentan más síntomas de demencia. Pareciera que el daño vascular aumenta 20 veces la severidad de los síntomas de la EA. La aterosclerosis cerebral que altera el suministro de sangre al cerebro, también podría estar involucrada en el desarrollo de la EA. Las demencias mixtas, EA y demencia vascular se presentan juntas en un 15 a 20% de los casos.
En conclusión, los tres factores de riesgo conformados para padecer demencia son: edad avanzada, historia familiar de demencia, en especial los casos de inicio temprano, y el Síndrome de Down. Los factores de riesgo probable son: bajo nivel de escolaridad, traumatismo cráneo-encefálico, historia de depresión e historia familiar de Síndrome de Down. Los factores de riesgo probable que necesitan mayor investigación son: sexo, raza, historia familiar de neoplasias, edad materna avanzada, hipotiroidismo, enfermedad cardiaca, apnea del sueño, consumo de alcohol, inactividad física, desnutrición, aluminio en el agua para beber y el uso de antitranspirante.