Los déficits cognitivos (Criterio A) se pueden manifestar a través del deterioro de la memoria en forma de deterioro de la capacidad para aprender nueva información o recordar información aprendida previamente, así como por la presencia de diversas alteraciones cognoscitivas, tales como:
Estos déficits cognitivos deben ser los suficientemente intensos como para provocar deterioro significativo de la actividad laboral o social y representan una merma importante del nivel previo de actividad (Criterio B).
El DSM-IV establece en su tercer criterio (Criterio C) la demostración a través de la historia, la exploración física o los hallazgos de laboratorio de que la alteración es un efecto fisiopatológico directo de la enfermedad producida por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).
Por último, es necesario que los déficits característicos de este tipo de demencia no aparezcan exclusivamente en el transcurso de un delirium (Criterio D).