No existe un estimado confiable de la incidencia mundial de intoxicaciones y enfermedades causadas por plaguicidas, sin embargo, expertos de la OMS han planteado que hay casi un millón de casos anuales (OMS, 1990) con una letalidad de 1% sobre el total de casos. En países industrializados el porcentaje de casos con consecuencias neurológicas o psiconeurológicas a largo plazo, debidas a intoxicaciones agudas, se consideran entre un 4 a 9% (Holmes y Gaon, 1956; Tabershaw y Cooper 1966). Efectos sutiles sobre el sistema nervioso central pueden ser un factor importante de accidentabilidad. Existe evidencia de reportes de accidentes fatales o casi fatales en operadores de maquinaria y aviones agrícolas que involucran a los plaguicidas en la pérdida de conciencia o alteraciones de la velocidad de reacción.

 

El contacto con pesticidas y su entrada al organismo -a través de la piel, la respiración y/o por ingestión- se produce por exposición laboral y en el hogar debido a usos y aplicaciones incorrectos, falta de medidas preventivas y de protección, almacenamiento inadecuado, reutilización de envases (comederos de animales, almacenamiento y traslado de agua) y fumigaciones aéreas. Se han detectado residuos de organoclorados y organofosforados en personas donde la única probabilidad de encuentro con pesticidas es por ingestión. Las preparaciones acaricidas o insecticidas, como las lociones piojicidas con lindano utilizadas en humanos, son una vía adicional de contaminación y pueden además potenciar otros agentes nocivos.

Dentro de este grupo de sustancias, los organofosforados (OPs) son los plaguicidas más ampliamente utilizados. Los efectos agudos sobre el SNC se han estudiado en base a casos de intoxicación y en el laboratorio. Una dosis elevada y única de OPs causa un trastorno significativo del sistema nervioso periférico y central, cuyo mecanismo tóxico ha sido extensivamente documentado (Gilman et al. 1980; Hayes 1982). En concreto, en estos estudios se ha observado que los OPs producen una inhibición irreversible de la acetilcolinesterasa en tejido nervioso y los efectos adversos se atribuyen a la acumulación del transmisor químico acetilcolina en las sinapsis de los órganos efectores. En casos de intoxicación aguda los síntomas iniciales correlacionan con el grado de inhibición de la actividad de la colinesterasa medida en suero: 20 a 50% de inhibición indica intoxicación leve, 50 a 90% se considera moderado, y más de 90% grave.

El comienzo y duración de síntomas en intoxicación aguda dependen de la toxicidad inherente al compuesto, la dosis, ruta de exposición y factores del huésped que aumenta la susceptibilidad. Por ejemplo, patologías previas, dermatitis, deshidratación y mal nutrición, elevan la toxicidad de los OPs. Los síntomas pueden desarrollarse durante el período de exposición o las siguientes 4 horas. En intoxicaciones moderadas los síntomas no necesariamente alcanzan su pico hasta 4 a 8 horas después del comienzo y pueden durar de 1 a 6 días, la recuperación completa puede tomar más tiempo. Los efectos de las intoxicaciones leves a moderadas sobre el SNC incluyen (en orden de aparición) tensión, ansiedad, intranquilidad, labilidad emocional y vértigo, seguido por insomnio y trastornos de sueño, incluso pesadillas. Así mismo se observan niveles aumentados de cefalea, tremor, somnolencia, dificultades en la concentración, lentitud de recuerdo, y confusión. La exposición masiva, con casos fatales o graves, se asocia a la presencia de ataxia, coma y depresión del centro respiratorio.

La naturaleza de los efectos neuroconductuales crónicos causados por dosis bajas y continuas o por una sola dosis, pero alta, es controvertido y no resuelto. La evidencia a favor de la existencia de alteraciones neuroconductuales latentes o persistentes se originan principalmente del análisis de registros de casos y estudios epidemiológicos de campo con diseños de corte transversal. Los trastornos más frecuentemente observados en personas afectadas en forma aguda engloban depresión, confusión, intranquilidad, debilidad, ansiedad, irritabilidad, insomnio y pérdida de memoria.