El trastorno amnésico por alcoholismo crónico, también conocido como síndrome de Korsakoff, es una de las causas más frecuentes de amnesia y se debe a un déficit de tiamina como consecuencia de la ingesta prolongada y excesiva de alcohol que conduce al daño del núcleo dorsomedial del tálamo y de los cuerpos mamilares y a la atrofia difusa del lóbulo frontal. Son características del trastorno el compromiso para codificar nueva información, amnesia retrógrada y anterógrada (tanto de material verbal como visoespacial), confabulación, desorientación, nistagmus, ataxia y polineuritis.

Si bien la fabulación o confabulación puede estar presente en estos pacientes, observándose a menudo en la fase aguda, este fenómeno no es un elemento necesario para el diagnóstico del síndrome de Korsakoff. Generalmente, la fabulación acostumbra a aparecer en las fases iniciales del ingreso de pacientes alcohólicos con amnesia, aunque está en el contexto de un estado confusional dentro de la fase de encefalopatía aguda o síndrome de Wernicke-Korsakoff. La amnesia retrógrada permite apreciar un gradiente temporal, con un recuerdo considerablemente mejor de eventos remotos que de eventos recientes. El gradiente temporal en la amnesia retrógrada se puede investigar sistemáticamente mediante pruebas que supongan la evocación o reconocimiento de información agrupable por síntomas. La combinación de trastornos de memoria declarativa y las habilidades lingüísticas intactas, explican en parte la tendencia de estos pacientes a confabular y a tener errores de tipo intrusivo. Un paciente con este trastorno puede ser diagnosticado erróneamente como un paciente con demencia tipo Alzheimer debido a que las alteraciones mnésicas de estos dos tipos de pacientes son muy similares, pero los pacientes con demencia tipo Alzheimer tienden a sufrir anomia, acalculia y apraxia, tienden a exhibir mayores déficits visoespaciales y en la resolución de problemas, con un deterioro del cociente intelectual (CI), lo cual no es evidenciable en el paciente con demencia tipo Korsakoff. Se maneja con tiamina, clonidina y propranolol. Coexiste a menudo con demencia alcohólica.

El síndrome de Korsakoff es la fase amnésica crónica del síndrome de Wernicke-Korsakoff y se caracteriza por una incapacidad total para el aprendizaje de material nuevo con una memoria remota relativamente preservada. En concreto, los pacientes con síndrome de Korsakoff pueden tener preservadas las capacidades para realizar tareas de memoria a corto plazo, como la repetición de dígitos, pero manifiestan una alteración de tareas de memoria a corto plazo en las que se utilizan distractores e interferencias. En este sentido, se ha observado que manifiestan una alta sensibilidad a la interferencia proactiva, de tal manera que, frecuentemente, mezclan la información de una primera historieta cuando se les pide evocar el contenido de una segunda que acaban de leer. El resto de las funciones mentales están preservadas.

La fase aguda de la encefalopatía de Wernicke-Korsakoff se caracteriza clínicamente por la presencia de oftalmoplejia, ataxia, confusión global, nistagmo así como polineuropatía en los brazos y piernas. Coexiste una afectación motora, cognitiva y del afecto. El estado confusional se caracteriza por una desorientación en tiempo, espacio y persona, una incapacidad de reconocer a los familiares, dificultades en mantener una conversación coherente así como la presencia de fabulación. En esta fase, si el paciente con esta encefalopatía de Wernicke no se trata con tiamina, puede llegar a sufrir hemorragias diencefálicas. En este sentido, la terapia con vitaminas puede mejorar considerablemente los signos neurológicos de la fase aguda: la ataxia, el nistagmo, la parálisis ocular, el estado confusional así como la polineuropatía periférica. Posteriormente el paciente puede evolucionar a un síndrome de Korsakoff puro. Sólo alrededor del 25% de los pacientes que desarrollan una amnesia crónica tienen un diagnóstico clínico previo de encefalopatía de Wernicke. La patología característica del síndrome de Wernicke-Korsakoff implica lesiones en los núcleos grises de las regiones periventriculares alrededor del tercer y cuarto ventrículo y en el acueducto de Silvio.

Aunque la edad no es un factor etiológico específico de la enfermedad, los sujetos que presentan un trastorno amnésico persistente tienen una larga historia de ingesta abundante de alcohol y a menudo son mayores de 40 años. Aunque la forma de comienzo es brusca, algunos sujetos desarrollan déficit de forma insidiosa durante años debido a los efectos repetidos del tóxico y a la deficiencia nutricional, antes de presentar el dramático deterioro presuntamente relacionado con la deficiencia de tiamina. Una vez establecido el trastorno amnésico persistente, lo habitual es que se mantenga indefinidamente, aunque puede haber ligeras mejorías con el paso del tiempo o remitir en algunos casos. Por lo general, el deterioro suele ser muy acusado y los sujetos requieren cuidados especiales a lo largo de su vida.

En los hallazgos de laboratorio se observa que los estudios con RM no han conseguido diferenciar fiablemente a los pacientes con síndrome de Wernicke-Korsakoff de los individuos alcohólicos crónicos que no tienen alteraciones cognitivas. No existen todavía unas bases objetivas que permitan interpretar cuáles son los lugares cerebrales específicos que se encuentran afectados. La deficiencia de tiamina afecta sobre todo a la sustancia gris periventricular, mientras que la neurotoxicidad por etanol actúa primariamente a nivel del córtex cerebral. Dado el curso insidioso del síndrome de Wernicke-Korsakoff y la prevalencia elevada de diagnósticos omitidos, resulta recomendable el tratamiento con tiamina de todos los pacientes con alcoholismo crónico.

La amnesia producida por el síndrome de Korsakoff se ha considerado clásicamente un ejemplo de amnesia diencefálica. Las mayores estructuras diencefálicas son el tálamo y el hipotálamo. El núcleo dorsomedial del tálamo y los cuerpos mamilares del hipotálamo se han considerado estructuras relacionadas con la memoria porque ambas degeneran en el síndrome de Korsakoff alcohólico, aunque también degeneran otras estructuras en esta patología. Aunque clásicamente se sostenía que las lesiones responsables del síndrome de Korsakoff eran las hemorragias en los cuerpos mamilares y las lesiones cerebelosas, actualmente se conoce que los pacientes con este síndrome tienen lesionadas varias estructuras talámicas e hipotalámicas alrededor del tercer ventrículo.

Recientemente, se ha sugerido que el cerebro basal anterior (la mayor aferencia colinérgica al córtex cerebral e hipocampo) puede jugar un papel vital en el trastorno de memoria en el síndrome de Korsakoff. Así mismo, se han hallado déficits en los niveles de MHPG (3-metoxi-4-fenilglicol), principal metabolito de la noradrenalina, en el líquido cefalorraquídeo de los alcohólicos, correlacionando además los niveles de MHPG con el rendimiento en memoria de los pacientes estudiados. Otro dato a favor del papel de la noradrenalina en la amnesia es el hecho de que la clonidina (un agonista alfa-adrenérgico) suele mejorar la memoria.

Además del trastorno de la memoria, en los pacientes con síndrome de Korsakoff, se observa un afecto plano, apatía, y poca o nula conciencia del déficit. El defecto en la memoria a corto plazo y en la metamemoria (conocimiento sobre las propias capacidades de memorización) que pueden presentar los pacientes con este síndrome, se ha relacionado con afectaciones adicionales del lóbulo frontal.

Un fenómeno asociado al consumo severo de alcohol son los blackouts alcohólicos. El paciente despierta por la mañana sin poder recordar un período de la noche anterior en el que el sujeto estaba bebiendo, aun sin mostrar síntomas de intoxicación. Algunas conductas específicas (esconder dinero en un lugar secreto, provocar peleas) se asocian con los blackouts alcohólicos. Según algunos autores, la repetición de este fenómeno sería un prodromo de dependencia alcohólica.