La principal característica es la presencia de uno o más episodios maníacos o episodios mixtos. No se cuentan para establecer el diagnóstico aquellos episodios de trastorno del estado de ánimo que sean inducidos por sustancias, o por enfermedad médica o por algún tratamiento para enfermedades, entre ellos la depresión.
Estos episodios no deben estar superpuestos a una esquizofrenia o cualquier otro trastorno psicótico.
Puede que en el transcurso del cuadro se produzca un cambio en la polaridad, esto es, se pase de un episodio depresivo mayor a un episodio mixto o maníaco, o viceversa, es decir, de un episodio maníaco o mixto a un episodio depresivo mayor. Si, por el contrario, si es un episodio hipomaníaco el que evoluciona a un episodio maníaco (o viceversa), o es un episodio mixto el que evoluciona hacia uno maníaco (o al revés) no se puede catalogar como dos episodios, y se considera tan sólo un episodio único.
Para una clasificación más clara, en los trastornos bipolares se puede clasificar también la naturaleza del último episodio de la forma que sigue: episodio más reciente hipomaníaco, episodio más reciente mixto,…, y así con todos los trastornos.
Escribir un comentario