Está aquí: Inicio El proyecto Nivel 4 - Patologías 1.7.08.3. Trastorno esquizotípico de la personalidad
La característica esencial de este trastorno de la personalidad es el déficit social e interpersonal caracterizado por un malestar agudo y una capacidad reducida para las relaciones personales, así como distorsiones cognoscitivas o perceptivas y excentricidades en el comportamiento.
Suele comenzar al principio de la edad adulta y se observa en distintos contextos.
Los sujetos con el trastorno esquizotípico de la personalidad suelen tener ideas de referencia (criterio A1), pero hay que diferenciarlas de las ideas de referencia que son mantenidas con una convicción delirante. Estos sujetos pueden ser supersticiosos o por ejemplo estar preocupados por fenómenos paranormales ajenos a las creencias de su cultura (criterio A2). Puede haber alteraciones perceptivas, como por ejemplo, sentir que otra persona está presente (criterio A3). Su lenguaje es frecuentemente indefinido, vago, pero sin una verdadera incoherencia (criterio A4).
Estos sujetos suelen ser recelosos y presentar algún tipo de ideación delirante (criterio A5), a la vez que se suelen relacionar con los demás de una manera inflexible, inapropiada (criterio A6). Como consecuencia, estos sujetos suelen resultar raros o excéntricos (criterio A7).
Los sujetos con trastorno esquizotípico de la personalidad no se encuentran cómodos relacionándose con otras personas, por lo que acostumbran a tener pocos o ningún amigo o persona de confianza (criterio A8). Suelen sentirse ansiosos en situaciones sociales, sobre todo, cuando se implica a gente desconocida (criterio A9).
Por último, el trastorno esquizotípico de la personalidad no debe diagnosticarse si el patrón de comportamiento aparece sólo en el transcurso de una esquizofrenia, un trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos, o en un trastorno generalizado del desarrollo (criterio B).
Los sujetos con este trastorno suelen buscar tratamiento para los síntomas relacionados con la ansiedad, depresión y otros estados de ánimo disfóricos, más que para el trastorno de personalidad en sí. Dichos sujetos, pueden, en alguna ocasión, sobre todo en respuesta al estrés, experimentar síntomas psicóticos de muy breve duración. Aunque también hay que añadir, que en algunos sujetos sí se cumplen los criterios para un trastorno psicótico breve, un trastorno esquizofreniforme, un trastorno delirante o una esquizofrenia.
Más de la mitad de estos sujetos diagnosticados de trastorno esquizotípico de la personalidad han tenido, al menos, un episodio depresivo mayor.
Este trastorno, se presenta simultáneamente con más frecuencia con los trastornos de personalidad esquizoide, paranoide, por evitación y límite. Las distorsiones de conducta que se produzcan deben ser analizadas dentro del marco cultural de cada sujeto. Especialmente, las creencias y rituales religiosos pueden ser vistas desde el enfoque de un profano desinformado como esquizotípicas, por ejemplo, el chamanismo.
El trastorno esquizotípico de la personalidad se puede hacer patente por primera vez en la infancia o adolescencia a través de actividades y comportamientos solitarios, ansiedad social, pensamiento y lenguaje peculiar y fantasías extrañas.
Este trastorno es algo más frecuente en hombres y se observa aproximadamente en el 3% de la población general. Al ser un trastorno relativamente estable, únicamente un pequeño número de sujetos acaban desarrollando una esquizofrenia u otro trastorno psicótico.
El trastorno esquizotípico de la personalidad tiene una mayor incidencia en los familiares que tengan en un primer grado sujetos con esquizofrenia. Esta incidencia también ocurre en la forma inversa, esto es, también existe una mayor incidencia de la enfermedad de la esquizofrenia en aquellos sujetos que tengan familiares de primer grado con el trastorno esquizotípico de la personalidad.
Para diferenciar el trastorno esquizotípico de la personalidad, de otros trastornos, como son, el trastorno delirante, la esquizofrenia, y el trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos, el trastorno de personalidad debe haberse manifestado antes de iniciarse los síntomas psicóticos y debe persistir después de que desaparezcan dichos síntomas.
Pueden existir dificultades a la hora de diagnosticar este trastorno en niños aislados socialmente, excéntricos y/o que tengan peculiaridades del lenguaje, debido a que también pueden ser diagnosticados de las formas leves del trastorno autista, el trastorno de Asperger y del trastorno mixto del lenguaje receptivo-expresivo.
Los trastornos de la comunicación pueden diferenciarse por la predominancia y gravedad del trastorno del lenguaje, y por el esfuerzo que realiza el niño para intentar comunicarse mediante otras formas. Las formas más leves del trastorno autista y del trastorno de Asperger se pueden distinguir por la mayor falta de contacto social y de reciprocidad emocional.
Este trastorno de la personalidad también se debe diferenciar del trastorno de personalidad debido a enfermedad médica, mediante la observación de que los síntomas característicos son debidos a los efectos directos que provoca la enfermedad. En consecuencia, el trastorno esquizotípico de la personalidad también debe ser diferenciado de los síntomas que pueden presentarse asociados al consumo crónico de sustancias (por ejemplo, trastorno relacionado con la cocaína no especificado).
También puede confundirse el trastorno esquizotípico de la personalidad con otros trastornos de la personalidad con los que comparta algunas de sus características definitorias. Así, por ejemplo, aunque el trastorno esquizoide y el trastorno paranoide de la personalidad compartan con el esquizotípico las características del distanciamiento social y la efectividad restringida; el trastorno esquizotípico de la personalidad presenta distorsiones cognitivas o perceptivas además de una acusada excentricidad o rarezas.
El trastorno de personalidad por evitación y el trastorno esquizotípico comparten la característica la limitación en las relaciones personales, si bien, en el primero de los trastornos esta limitación se produce por la represión a relacionarse por temor al rechazo.
En el trastorno narcisista de la personalidad también existe la suspicacia y el aislamiento social, pero en este trastorno esta característica se deriva principalmente del temor a que los demás descubran las imperfecciones o defectos del sujeto.
Entre el trastorno límite de la personalidad y el trastorno esquizotípico de la personalidad hay una alta frecuencia de simultaneidad, lo que hace que no siempre sea fácil diferenciarlos. Los sujetos con el trastorno límite de la personalidad, pueden presentar transitoriamente síntomas similares a los psicóticos, muy relacionados, además, con cambios afectivos en respuesta al estrés. Por el contrario, los sujetos con trastorno esquizotípico de la personalidad son más propensos a tener síntomas parecidos a los psicóticos, pero con una menor probabilidad de que se asocien a síntomas afectivos acusados. Por otra parte, los sujetos trastorno esquizotípico de la personalidad no suelen presentar comportamientos impulsivos o manipulativos de los sujetos con el trastorno límite de la personalidad.
Hay que tener en cuenta también, que las características esquizotípicas durante la adolescencia, pueden ser reflejo de la tormenta emocional propia de la edad, más que un trastorno de la personalidad permanente.
Por último comentar que, en líneas generales, los Criterios de Investigación de la CIE-10 y los criterios diagnósticos del DSM-IV definen el mismo trastorno a partir de sus criterios; con la salvedad de que la CIE-10 no considera esta alteración como un verdadero trastorno de la personalidad, sino que lo incluye dentro de la sección donde también están la esquizofrenia, el trastorno esquizotípico y el trastorno delirante.