La realización de estas exploraciones tiene por objetivo ayudar a establecer el diagnóstico etiológico del síndrome demencial. Parece existir acuerdo en la realización de una serie de pruebas de forma rutinaria, la mayoría realizables en atención primaria, y en otras opcionales según la sospecha diagnóstica que requieren la intervención de equipos especializados.
Las exploraciones rutinarias incluyen:
- Determinaciones en sangre y orina: glucosa, urea, creatinina, sodio, potasio, calcio, ácido úrico, colesterol, triglicéridos, aminotransferasas, gamma-GT, fosfatasa alcalina y albúmina, además de pruebas de función tiroidea y niveles de B12. Hemograma completo. Serología de lúes solamente si el paciente tiene factores de riesgo específicos. Análisis elemental de orina.
- Pruebas de neuroimagen: TAC o RNM craneales.
- Punción lumbar: solamente en caso de sospecha de infección del SNC, serología de lúes positiva, hidrocefalia, edad inferior a 55 años, demencia inusual o rápidamente progresiva, inmunosupresión, sospecha de vasculitis del SNC o presencia de enfermedad metastásica.
- Electrocardiograma y radiología simple de tórax. El TAC parece ser la prueba de neuroimagen aconsejada en principio a todo paciente en estudio de demencia para valorar patología estructural. Está especialmente indicado y por tanto debe ser realizado con prontitud, en pacientes menores de 65 años, en antecedentes de trauma craneal reciente, cáncer, uso de anticoagulantes o historia de trastorno de la hemostasia, deterioro cognitivo rápido (1 ó 2 meses), incontinencia urinaria precoz y trastornos precoces de la marcha.