La polineuropatía (sensitivo-motora) crónica es la complicación neurológica más frecuente de la insuficiencia renal, pero ésta también puede producir trastornos cognitivos. Los pacientes con insuficiencia renal pueden presentar inicialmente, apatía, fatiga, dificultad para mantener la atención, e irritabilidad; más tarde sobrevienen, confusión, estupor, trastornos de la percepción (ilusiones), alucinaciones y catatonía. De forma característica estos síntomas fluctúan de un día a otro, e incluso en horas.
En algunos pacientes, especialmente los que presentan anúria, los síntomas aparecen de forma brusca, y progresan rápidamente a un estado de coma. En otros, las alucinaciones visuales moderadas y un trastorno de la atención pueden permanecer durante semanas como única manifestación. En etapas más avanzadas aparecen signos motores focales, polineuropatía, hipertonía, espasmos musculares, temblor, asterixis, mioclonías y convulsiones. Las anomalías del EEG se correlacionan con la severidad de la enfermedad, que muestra un ritmo de base desorganizado y lento con brotes paroxísticos bilaterales de ondas lentas. La presión del LCR es normal, y no hay proteinorraquia. En algunos casos se ha observado una pleocitosis ligera. La TC y la RM craneales muestran atrofia cerebral con dilatación ventricular, en etapas tardías. El tratamiento es el de la insuficiencia renal, la diálisis peritoneal o la hemodiálisis consigue una mejoría de los trastornos cognitivos paralelamente a la función renal. Sin embargo, a veces, los trastornos cognitivos y de conducta pueden continuar presentes a pesar de un óptimo tratamiento.
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